Reducción de gastos médicos, revisiones adicionales, hospitalizaciones, etc.
Mejora de la imagen de la empresa, así como del ambiente laboral.
Aumento de la productividad, y por tanto, de los beneficios económicos.
Beneficios para el trabajador.
Comodidad al no tener que desplazarse para recibir el tratamiento si éste se ofrece en la propia empresa.
Mejora de la calidad de vida, pues disminuye la incidencia de dolencias ocupacionales, el estrés emocional, la fatiga y el cansancio físico.
Mejora de la relación entre los trabajadores, favoreciendo la socialización del trabajador junto al grupo.
Corrección de vicios posturales.
Mejora de la disposición frente al trabajo, reduciendo el gasto energético en la ejecución de tareas y por consecuencia aumento de la capacidad productiva.
Mejora de la atención del trabajador, evitando accidentes laborales por descuidos.
Beneficios para la empresa
Prevención de patologías como contracturas, lumbalgias, hernias discales, cefaleas, etc.
Disminución de la tensión muscular acumulada y stress psíquico.